SIGUIENDO TUS HUELLAS
SI LA"CAUSA PRIMERA" ES INTELIGENTE, TIENE QUE SER UN "SER" INTELIGENTE Y NO UNA SIMPLE ENERGÍA CIEGA. Cierto día Juan, un niño de seis años, estaba jugando en la playa con su hermano Milton de ocho. Habían terminado de hacer un palacio de arena húmeda, y se les ocurrió poner en las ventanas láminas grandes de mica, que abundaban en el lugar. Luego de recoger algunas, Milton creyó ver otra. Pero cuando la desenterró y la tomó, se dio cuenta de que era una medalla de plata que alguien había perdido.
"¡Juan, mira qué mica tan extraña!" (dijo Milton para ver qué decía su hermano menor(. Cuando Juan la vio, su hermano continuó diciendo: "Mira lo que pudo hacer la naturaleza. Es grandioso, ¿verdad?". Pero Juan dijo sin titubear: "Las rocas no pueden hacer estas cosas". Cuando un profesor presentó una síntesis de la teoría de la evolución natural, un alumno levantó la mano y dijo: "¿Quiere decir que somos polvo de estrellas?" Luego de la respuesta afirmativa del profesor, el alumno continuó: "Es increíble lo que pudo lograr ese "polvo", ¿verdad?".
El niño Juan y el profesor, pueden representar a dos grupos de personas: Los que razonan que todo diseño tiene un diseñador, y los que creen, aun contra toda razón, que el diseño en la naturaleza es el producto de la casualidad. Estos últimos son los que creen que los átomos de hidrógeno de la Gran Explosión, fueron capaces de preparar las cosas con tanta sabiduría que lograron hacer el hombre.
"Dejemos que pasen miles de millones de años y el tiempo lo logrará (dicen con convicción(. "El azar inconsciente lo puede lograr después de millones de pruebas; y aquí entra el cálculo de probabilidades". Pero la segunda ley de la termodinámica, nos dice que es justamente el tiempo el enemigo número uno de la teoría de la evolución natural. Cuánto más tiempo se deje algo en manos del azar, más posibilidades habrá que se degenere y se destruya. Sólo una fuerza externa e inteligente a la naturaleza puede anular la segunda ley de la termodinámica, también llamada "principio de la entropía" y "ley de la desorganización progresiva de la materia".
Los evolucionistas creen que con la acción del sol, el sistema termodinámico deja de ser un sistema cerrado, y permite así que el protozoo evolucione hasta llegar al hombre.
Pero, ¿es verdad lo que dicen? Sí, en una pequeña parte, pero no permite dar una respuesta aceptable. Si dejamos abandonado a un lujoso automóvil por un largo tiempo, los rayos cósmicos, el sol, el óxido, el viento y la arena lo convertirán en un montón de chatarra. Aunque Albert Sent.-Giorgi (1937,1955) propuso la teoría de la Sintropía donde los seres complejos tienen un mecanismo que se opone a la entropía, sabemos muy bien que si abandonamos un bebé en una isla calentada por los rayos del sol, sin la presencia de un ser inteligente, seguramente morirá.
Y si abandonamos unas proteínas en el mar o en un charco de agua, por efecto de la hidrólisis no evolucionará para llegar a ser una proteína más compleja, como el ARN y el ADN, sino que, al contrario, la molécula se desintegrará en pequeños aminoácidos. Hoy se sabe que el ARN en condiciones prebióticas, y en medio acuoso se rompe en corto tiempo.
Pero hay hombres de ciencia que tienen tanta fe en la teoría de la evolución, que contra todo este conocimiento y contra todas las leyes naturales que conocen, creen que se lo puede lograr sin una causa primera inteligente y externa a la naturaleza, después de períodos de tiempo aún mayores. Así que, si esas proteínas elementales para la vida se las dejara en el agua por miles y millones de años, aseguran que la segunda ley de la termodinámica dejaría de actuar, y el azar no sólo fabricaría el ADN (que de paso sólo se lo consigue de otra vida(, sino también la vida y finalmente el hombre con todas sus capacidades intelectuales.
Note con el siguiente ejemplo las capacidades que le dan a este "azar": Según la teoría de la evolución, muchas plantas primitivas eran fanerógamas, es decir con órganos de reproducción fácilmente observables; y todas carecían de flores (gimnospermas). Las que tienen flores (angiospermas) habrían sido creadas por las plantas primitivas que observaron que los colores atrayentes atraían a los insectos, los pájaros y los murciélagos. Así que crearon formas de diversos colores, pensando que si esos animales transportaban el polen de los estambres al estigma del pistilo de otras plantas, podrían reproducirse más fácilmente.
Muy bien. Pero, ¿con qué ojos observaron esas plantas el comportamiento de esos animales alados? ¿Y en qué lugar estaba el cerebro que llevó a esas plantas a conclusiones tan ingeniosas? Ellos responden: "Fue por casualidad; sin un propósito".
Se puede observar que los que creen que todo fue hecho por una energía inconsciente y no por un diseñador inteligente, no sólo no obran con objetividad, sino que además se contradicen y sostienen una teoría que va contra todo conocimiento científico. Basta ver, por ejemplo, el proceso subcelular de la fotosíntesis de los vegetales, que se cree que involucra tantas etapas químicas como 500, de las cuales nosotros entendemos "completamente" sólo unas pocas.
Si se reunieran todos los científicos del mundo para lograr alimentar la población humana en la forma tan sencilla y económica como lo realizan los vegetales, la noticia daría vuelta al mundo como el logro más extraordinario de todos los tiempos. Esta complejidad bioquímica sólo podría funcionar cumpliéndose todas las reacciones químicas y en su debido orden. Un proceso en etapas sostenidas por azar por millones de años, antes de ver su resultado, sólo se podría aceptar si existiera un "azar" que sabe más que nosotros.