EL -AUTÉNTICO- JESÚS DE NAZARETH ( 14 )
El Evangelio Original comienza con una referencia al ministerio de Juan el Bautista, basando la esencia del mismo en un pasaje de Isaías muy citado por la tradición Esenia-Qumranita: “Voz que clama en el desierto; preparad camino al Señor, enderezad sus sendas”. En la Regla de la Comunidad de Qumrán (Documentos Mar Muerto, columna IX), dicho pasaje está relacionado con un personaje bien definido: el Instructor.
Por otro lado, a sabiendas que Juan el Bautista nació y fue educado como Saduceo, el hecho de que sea presentado como un personaje del “desierto” y a cargo de “baños rituales” (bautizos), podemos sacar conclusiones generales bastante claras: muy seguramente, la expresión “desierto” se refiere a la comunidad de Qumrán. Tradicionalmente, se cree que Juan bautizaba en el río Jordán (Yardén), lo cual es un error, en el evangelio de Marcos carece de ese dato, lo que muestra que —seguramente—, en el texto original no está esa referencia, y simplemente dice “desierto”. Las investigaciones arqueológicas han demostrado que el monasterio de Qumrán tenía varias piletas para uso ritual, hecho que va en perfecta relación con las frecuentes menciones que la literatura qumránica hace sobre los baños rituales (o bautizos). Por lo tanto, lo más seguro es que el lugar en donde Juan el Bautista realizaba su labor fuese el monasterio de Qumrán.
La posterior tradición cristiana no pudo descifrar este dato (principalmente porque a partir de 68 DC Qumrán quedó destruido), y trasladó estos eventos al río Jordán. El sentido del “bautismo” de Juan no tiene dudas: los Evangelios son muy claros respecto a que era para expiar pecados, en perfecta afinidad con lo establecido por la Regla de la Comunidad de Qumrán. ¿Cuál era el objetivo? Preparar el terreno para aquel que vendría a “bautizar” (entiéndase: a ofrecer otro nivel de expiación) por medio del “espíritu” y el “fuego”. A la luz de lo que hoy sabemos sobre la literatura apocalíptica, es claro que Juan el Bautista estaba anunciando que era inminente la llegada del que iba a dirigir el levantamiento del pueblo judío contra los romanos. Y ese que iba a dirigir dicha revolución armada ya sabemos que era Jesús.